Princesa...

Tu habitación se va iluminando con los destellos de tu corazón blanco,
la luz que sale por las ventanas se va transformando en miles de colores,
formando una espiral multicolor. Es un torbellino, que va acompañado
por millones de luciérnagas, que por las noches van subidas en las flores.
Y tú las ves alejarse, hacia otros mundos, más allá del arco iris, ese arco
por el que te deslizas en sueños. Anhelos, donde se encuentran los amores,
quimeras, que te llenan de temblores, poetas, del otro lado del mar, parnaso
al alcance de tu mano. Tus párpados se cierran, y desaparecen los dolores
de tu caminar por la vida. La maldad que te atrapa, pero tus ojos, mi llanto
amargo, brillan más fuerte que la luna, verdes, giran sin parar, girasoles
de esperanza. Princesa, boca de fresa, dulzura de las mañanas, encanto
eterno de los niños y las niñas que juegan contigo. Deseo de mis noches,
heredera de belleza, estatua viva de mi libertad. Mujer, cruzaría a nado
el Mississippi por ti, para descubrir el país de Oz. Allí, por donde corre
entre los trigales, Judy Garland, persiguiendo la vida que nos han robado.
Escucha las palabras, encadenadas de un poeta de España. Y nunca más llores.

Carlos Villar Menéndez